Gorda - Columna de Elizabeth Castillo - Columnistas - Opinión - ELTIEMPO.COM

2022-07-23 03:36:33 By : Mr. Abel Yang

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La dictadura sobre el cuerpo de las mujeres está presente en todas las etapas de la vida.

Después de unas horas de angustia en la sala de espera para pacientes oncológicas, me encontré con el médico. Sin mirarme, viendo la pantalla, empezó a hablar con dos médicas: “esta gorda!”, dijo. Y lo dijo en un tono de reproche que llevaba muchos años sin escuchar de nadie. Dijo gorda, como quien dice pecado o delito. Le pregunté si esa era la forma de tratar a todas sus pacientes y si había calculado el daño emocional que le podría hacer a la autoestima de una mujer que, además, llegaba a su consulta, hecha un mar de nervios, esperando a saber si lo que tiene es cáncer o no. (También le puede interesar: De la máscara al tambor)

Se disculpó, luego hablamos más y supe que la razón de su angustia tenía que ver con la recuperación y con las complicaciones que pueden surgir en el posoperatorio, debido al tejido adiposo concentrado en la zona de la cirugía. Si hubiera empezado por ahí, ni siquiera me habría inmutado. Pero empezó, sin mirarme y calificándome de gorda, como si fuera una especie de crimen. Y recordé la mirada de reproche en muchas caras, cuando estaba buscando el vestido de mi fiesta de quince años. La dictadura sobre el cuerpo de las mujeres se expresa de muchas formas y está presente en todas las etapas de la vida. Las mujeres gordas tenemos problemas para encontrar la ropa que nos gusta, porque los diseñadores se niegan a entender que existimos. Apenas recientemente se encuentran marcas especializadas que llegan a dar respuesta a la necesidad de muchas mujeres gordas de sentirse lindas, sexis y de usar la ropa que les facilite la experiencia. Hace un par de años asesoré a una compañía en su programa de inclusión. Mandaron a hacer camisetas para la conmemoración del 8 de marzo. Ni yo ni las mujeres con un cuerpo de talla más grande pudimos ponernos la camiseta, porque el tallaje era una cosa ridícula y la L de mujer venía siendo una camiseta para mujeres de máximo 60 kilos. Y era el Día de la Mujer. Parece banal, pero el tallaje también está atravesado por el género y por la incomprensión de que existimos mujeres que no somos Barbie, aunque nos queramos vestir como una. A propósito de Barbie, es enorme el daño a la autoestima de las niñas imponer una sola talla o peso estándar, causa traumas que duran toda la vida. Por desgracia, muchos de esos traumas los alimentan mamás que sienten que hacen lo correcto, pero que usan expresiones demoledoras que años después esas hijas recuerdan con dolor. Como toda la vida he sido gorda y conté con la suerte de que nadie en mi familia me hizo sentir mal por eso, muy rápido me tocó hacer paz con mi cuerpo y entender que no había nada malo en mi talla y que la salud y el sobrepeso no tienen esa relación directa que creen algunos. Hay gente gorda con excelente estado de salud y gente flaca con mil complicaciones médicas.

Muy rápido me tocó hacer paz con mi cuerpo y entender que no había nada malo en mi talla y que la salud y el sobrepeso no tienen esa relación directa que creen algunos.

Colombia es el cuarto país de Latinoamérica que realiza más procedimientos estéticos. La presencia de la narcocultura, que pondera a las mujeres por pedazos, el busto o la cola, ha causado un incremento importante de estos procedimientos en varias regiones del país y cada vez más se reduce la edad de quienes se la hacen. Me ha sorprendido saber que incluso hay niñas que piden una cirugía como su regalo para los quince años. Los tiempos cambian, pero el patriarcado sigue ahí, fuerte y claro. Cada vez más mujeres se niegan a ser catalogadas por su talla o limitadas en sus posibilidades de verse lindas, y por eso celebro la iniciativa de Laura Agudelo, @lapesadademoda, y su salón Gorda Moda, que ocurrirá en Bogotá, del 29 al 31 de julio. Si puede ir, no se lo pierda, habrá marcas especializadas, foros y hasta el lanzamiento de un diplomado para que cada vez más diseñadores incluyan los cuerpos gordos en su trabajo. Yo, por supuesto, iré. Me encanta ponerme bella y con seguridad encontraré un par de pintas que ando buscando. Allá nos vemos.

(Lea todas las columnas de Elizabeth Castillo en EL TIEMPO, aquí)

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